lunes, 26 de septiembre de 2011

Mi padre




   De joven nunca valoré todo el esfuerzo que hicieron mis padres por mi. En aquel principio de los 60, en una España dominada aun por las carencias de una postguerra que había dejado al país dividido, humillado y en ruinas, en esos tiempos, sin el amor que me tuvieron yo nunca habría llegado a vivir.

   De niño uno cree que las cosas se les deben dar porque así debe ser; que uno no pide venir a este mundo y si te traen deben dártelas por obligación.

   No comprendí nada, hasta ser yo padre, y comprobar que los sacrificios, por amor no duelen y que compensa la felicidad reflejada en una sonrisa de una hija.

   Mi padre, tuvo que preparar su maleta desvencijada de cartón piedra y marcharse a Alemania, como tantos otros, para mandarnos el sustento que la tierra propia nos negaba.      

   Eran tiempos duros aquellos del 65 en  la comarca del Temple, con uno de los peores suelos de la provincia para una agricultura sin subvenciones, que provocaba una hemorragia de seres humanos emigrantes a Barcelona, Francia, Suiza y Alemania. Y ahí se marchó mi padre, a trabajar en invernaderos de flor cortada, como hacen aquí y ahora emigrantes de otras tierras.

    Más tarde supe, en mi propia piel,  lo que era emigrar, a un país desconocido, lejos de tu gente, de tu paisaje,  cuando yo mismo me fuí a Noruega, sin hablar el idioma, sin entender nada, sin poderme comunicar. La cajera del súper me decía el total a pagar " tre hundre og tretti kroner " y yo, extendía la mano con un puñado de monedas para que ella tomara la cantidad pedida.

Tuve la oportunidad que la vida le negó:fuí a la universidad y pude tener, gracias a mis padres,  los estudios que mi padre nunca tuvo, porque las circunstancias de su época le obligaron a trabajar desde niño.

Mi padre siempre trabajó de sol a sol, sin quejarse nunca. Sin un lamento y sin pedir ayuda. Él me admiraba y yo le hice poco caso, pensando, como joven que era, que los de otra generación nunca nos entienden y siempre andaba inmerso en mis cosas, mis amigos, mis amores...

Al final, dejé pasar el tiempo y los silencios y me quedaron tantas cosas que hacer con él y nunca hice; que decirle y no le conté. Decirle que lo amaba, que le estaba agradecido por tanto que me dió, por viajar con él a México, el pais que adoraba, por ir juntos al fútbol, aunque él fuera del Madrid y yo del Barça.

Mi padre murió en mis manos hace menos de un año.

 El tiempo pasó tan rápido...
Y yo nunca le dije nada

© Texto 


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