jueves, 22 de septiembre de 2011

Listas abiertas: Aire fresco en la política


     Cuando se aprobó la vigente ley electoral, las circunstancias políticas de España eran muy diferentes. Ya han pasado muchos lustros desde entonces y votar una lista cerrada, no sólo es algo obsoleto, sino que ha generado peligrosas costumbres que cercenan la participación del ciudadano, como el"mesacamillismo" de los partidos.

    Fijaos lo perverso del sistema: Nos dicen que son los comités de listas los responsables de elegir quién va y quién no va en una lista, a propuesta de las agrupaciones de militantes. La realidad es que es el Secretario provincial de turno quien premia la buena o mala conducta de sus vasallos con el caramelo de la lista, que, de paso le garantiza cuatro años de buen sueldo y jugosas dietas.

    De esta manera los votantes tenemos que tragar sapos para votar una determinada opción, con unos señores que ya no veremos en cuatro años. Nuestro "trabajo" se limita, pues,  a depositar una papeleta en la urna y hasta la próxima.


   Con listas abiertas se rompería el sistema mesacamillil de tú no molestas (o molestas demasiado, que hay de todo en la viña de la política) y te premio por hacer cuidar mis intereses o por cerrar la boca. Los Secretarios Generales se convierten así, en pequeños califas de sus reinos de taifas, que parten y reparten las prebendas entre correligionarios afines.


   Con listas abiertas, los ciudadanos elegiríamos de verdad a nuestros representántes, oblígándoles con posterioridad a mantener el contacto permanente con los electores.

   Con listas abiertas borraríamos de un plumazo los califas provinciales, ya que el poder del voto recaería en el electorado.

   Con listas abiertas la corrupción en política sería menor y, lo que es más, la imagen de los políticos, tan denostada por su falta de comunicación con su electorado, por su hermetismo secular, se vería realzada.


Con listas abiertas, entraría una bocanada de aire puro y de esperanza en la política.


Y si el sistema de listas abiertas es ventajoso para los representados, se mire por donde se mire; ¿por qué no hay? Eso pregúntenselo a los dos grandes partidos o a sus califas. Ellos deben tener la respuesta.

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