miércoles, 12 de octubre de 2011

Los retos del principio del Milenio


Resulta evidente que estamos en el final de un ciclo, ya no sólo económico, sino de concepción y de manera de entender el entorno que nos rodea. Porque nos enfrentamos a dos grandes retos, como piedras somos y que conformamos el edificio de la humanidad.


El primer reto es el medio ambiental. El modelo de "consumo y contamino, luego pago", ya no es válido. Los recursos no son finitos y mucho menos los combustibles fósiles entorno a los cuales hemos construído nuestra cultura del usar y tirar. El calentamiento global amenaza con, ya no sólo socavar los cimientos de nuestra civilización, sino con transformarla radicalmente, y transformar los ecosistemas, creando, por primera vez, refugiados ambientales que huyen del colapso que hemos provocado entre todos en sus países (unos más que otros), como islas anegadas, vergeles desertificados, sequías, inundaciones , lluvias torrenciales, huracanes donde nunca antes existieron... .

Se hace imprescindible salvaguardar la salud Gea; porque la nuestra nos va en ello. Los modelos de uso indiscriminado del coche, del urbanismo pensado en movernos con petróleo, de transportes baratos y de ver el mundo a través de una óptica puramente economicista, se han acabado.

O entendemos nuestra relación con los demás y con el Planeta, a través de la perspectiva ecológica, o nada hay que hacer.

Consumir productos lejanos, que tienen bajos costes económicos porque en los países en los que se producen, las condiciones laborales son precarias, por no decir esclavizantes; y en los que se arrasan los ecosistemas en nombre del abaratamiento de los costes, deben acabarse.

En los procesos productivos deberá estar reflejado el coste ambiental, no sólo de la produción, sino tambien de su transporte y de los costes sociales.

El segundo reto, tal vez el menor, sea salir de la crisis económica que atravesamos; fruto de la ambición sin medida de los gurús del capitalismo que, en época de vacas gordas, ondean la bandera del mercado por encima de todo y en épocas de vacas flacas, la del intervencionismo del estado para salvarles sus culos.

Resulta inmoral y un grave delito de lesa humanidad, la situación provocada por especuladores con ambición sin freno, que han provocado millones de desempleados y un grave quebranto de la felicidad de casi todos. Los gobiernos han de cambiar el modelo que nos ha traído hasta estos lodos.

Resulta, cuando menos dolorosamente bochornoso, ver que los que han causado esto, acaban flotando, como la mierda en el agua, mientras los de siempre, los más débiles, nos hundimos en la desesperación y en el dolor de vernos desasistidos, desahuciados, empobrecidos y sin perspectivas, ni esperanzas de futuro.

Debería existir un gobierno mundial que regulara las relaciones del hombre con el planeta y determinara las reglas del juego para que, ni el desastre ambiental, ni el económico, volvieran a darse. Porque la economía, tal vez nos de una oportunidad; pero el planeta seguro que no.

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