sábado, 1 de octubre de 2011

Héroes

 
   Lo tebeos y el cine nos han acostumbrado a imaginar a los héroes como seres extraordinarios que, con capa y poderes sobrenaturales, vencen a los villanos en cualquier lugar y en cualquier circunstancia, sin importar lo malvado que "el malo de la historia" sea.
  
   Pero los verdaderos héroes son de carne y hueso, y en la adversidad sufren, lloran, caen y se levantan.

   Los tenemos cerca, más de lo que pensamos. Basta echar una mirada a nuestro alrededor. 

   Son aquel desempleado que se levanta cada día para buscar trabajo, en medio del desierto que la crisis nos ha dejado y hace juegos malabares para llegar a fin de mes y alimentar a su familia; el africano que vende pañuelos en un semáforo, bajo el tórrido sol del verano o soportando la lluvia y el frío; y que se jugó la vida a cara o cruz en la ruleta rusa de una patera para poder llegar a una Europa en que la marginalidad en que está sumido, es un paraiso si lo comparamos con la realidad de su país;  o los que, como mi amigo Manuel, han luchado contra la enfermedad, cuerpo a tierra y balloneta calada en el alma,  en solitario (porque a la muerte se la enfrenta uno solo, mirándola a la cara)  y la han  vencido, en la prórroga y por penaltis.

   Esos sí son mis verdaderos héroes cotidianos y son a los que me quiero parecer.
  
   Tipos como mi amigo Manuel.
© Texto

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